domingo, 16 de agosto de 2009

Lo que se quiere a los coches

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Mi primer coche fue un hyundai atos. Lo compré de quinta o sexta mano, con la chapa tal como se ve en la foto. Me costó cuatro perras, nunca lo arreglé y, lo que es mejor, nunca me dio problemas. Tan pequeño que era perfecto para aparcar, silencioso (porque era de gasolina). Tenía un motor de juguete, con unos 40 caballos, por eso, las cuestas las tenía que subir en segunda, no daba para más. Reconozco que lo lavé como 2 veces en todo el tiempo que lo tuve, jejeje... Lo vendí el año pasado a alguien que vivía en Torrevieja. Y pasó a ser un recuerdo más.

Hace un mes fui a ver a mis padres, que viven en Torrevieja y, ¡lo ví!, increíble: ahí estaba, aparcado en una esquina, con menos trastos dentro, pero casi tan sucio como cuando era mío... ¡me hizo tanta ilusión...!, así estaba, creo que no le dí un beso, pero sí lo abracé.






















Mi coche de ahora es un citroen c3, y también me gusta mucho. Y este también lo tengo abollado (esta vez he sido yo). Un árbol salió de la nada y se puso en mi camino mientras daba marcha atrás, juro que no había árbol cuando empecé la maniobra. Lo peor es que ese día era domingo y nos íbamos de vacaciones el lunes, la ventanilla se quedó abajo y no subía, no se cerraba con llave la puerta, el cierre centralizado se abría en marcha... era un lío. Finalmente conseguí que la puerta cerrara. Pero el abollón sigue ahí, me duele cuando lo veo.


Y me pregunto por qué duele tanto el coche, ¿o sólo me duele a mí?, duele cada rayajo, cada caca de pájaro, cada gota de lluvia que cae (¿para qué lavarlo si ese día va y llueve?) y como te duele, vas y lo pones a todo riesgo, dejándote un riñón cada año en pagar el seguro coche. Pero el año que viene lo pongo a terceros, prometido (¿y si me crece otro árbol y me lo trago...?,)


Abriendo la puerta




He abierto la puerta del blog; hasta ahora estaba cerrada y nadie podía verlo, sólo mi pareja. Me da un poco de vértigo, es algo nuevo y desconocido, como iniciar un viaje o una aventura y no sé qué va a pasar.